Miguel Ángel Pérez Pirela
Columna Cayendo y Corriendo
Después del premio de la FAO, los
respetuosos recibimientos que le hiciesen al presidente Maduro sus homólogos
italiano, francés y portugués, y la reunión con el mismísimo Papa, pensamos que
nada peor podía pasarle a la oposición venezolana en el plano internacional.
Nos equivocamos, pues desde Londres llegaron
declaraciones del Presidente mexicano, Peña nieto, diciéndole a Capriles,
palabras más palabras menos: no te vistas que no vas. En México no te vamos a
recibir.
¿La razón?
Pues que el Gobierno mexicano, respetuoso de
la soberanía de otros países, no sólo no va a entrar en una diatriba interna de
Venezuela, sino más aún, respeta al Gobierno legítimo de Venezuela, fruto de
una elección.
El golpe en el estómago contra la oposición
fue tan contundente que, pasados días, no logra reponerse e, incluso, no sabe
todavía qué postura asumir ante tamaño ridículo internacional.
Su respuesta frente al gobierno mexicano ha
sido torpe e incoherente.
Primero le hicieron decir, a uno de sus
voceros de segunda categoría, que en ningún momento la oposición había pedido
audiencia ante el mandatario azteca. Después, salió el mismo Aveledo, en una
actitud bochornosa, a decirle al Presidente mexicano que no sabe de lo que se
pierde, que tienen afinidades políticas en común, y que sólo le querían
explicar la "terrible" situación venezolana.
Como águila no caza mosca, el Presidente
mexicano nunca más adjuntó una sola palabra a su sacada colosal de cu-erpo. Él
pasó inmediatamente la página, mientras la oposición se quedó pegada en el
asunto.
En cambio, y como si fuera poco, salió el
jefe de una de las cámaras legislativas mexicanas a darle un espaldarazo a su
Presidente y ofrendare otra sacada de cu-erpo a la oposición que, sinceramente,
ya no encuentra de qué palo internacional ahorcarse.
Las ínfulas internacionales opositoras
parecen haberse ido a pico después de la reunión de los encargados de las
políticas exteriores estadounidense y venezolana: Kerry y Jaua. Aunque no se
puede negar que fue el espaldarazo vaticano el que logró que, cualquier
presidente de la región lo piense dos veces, antes de dejarse utilizar por una
oposición llorona y perdedora para fines políticos pitufos.
Santos sirvió como escarmiento de lo que no
se debe hacer, so pena de pagarlo con graves consecuencia que, en este momento,
el mismísimo Presidente colombiano todavía teme.
En fin, después de haber agotado las
instancias internas, CNE y Tribunal Supremo, la oposición le apostaba el todo
por el todo, al plano internacional para avalar su irracional canto de fraude.
Malas noticias: el mundo parece haberse cuadrado con Maduro y la legitimidad de
las instituciones republicanas de Venezuela.
Ello llevó a la derecha a meter
irremediablemente el frenó de mano a su errática política internacional, y
replegarse en Venezuela, apostando al éxito del desabastecimiento programado y
el paro de estudiantes sin estudiantes.
Lo único que en este momento les queda.
@maperezpirela

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